El acto tuvo lugar en el patio del Rectorado y el secretario de la Asociación del Personal de la UNT (APUNT) destacó el rol de estos trabajadores en los 100 años de la Universidad.
Esta mañana tuvo lugar la entrega de medallas al personal no docentes con 30 años de servicio en la UNT. La ceremonia se realizó en el patio del rectorado y estuvo presidida por la rectora, Alicia Bardón y el vicerrector, José García; quienes fueron acompañados por el secretario de Políticas y Comunicación Institucional, José Saab; la secretaria Académica, Marta Juárez de Tuzza; el secretario y subsecretario de Bienestar Universitario, Gustavo Vitulli y Marcos Mollerach; el secretario Económico Administrativo, Leandro Díaz y el secretario de la Asociación del Personal de la UNT (APUNT), Ángel Morales.
La distinción de este año se realizó en el marco de los festejos por el Centenario de la UNT y las medallas que se entregaron fueron alusivas a esa conmemoración. En la oportunidad, la rectora agradeció al personal no docente “que siempre nos acompaña en el proyecto de Universidad que tenemos”. Destacó el papel de los trabajadores universitarios “en este camino que recorremos de la educación pública y gratuita con excelencia, que nos ayuda a educar generaciones de profesionales y de jóvenes de escuelas universitarias”.
Por su parte, Ángel Morales expresó “es importante que la Universidad nos considere por lo que hicimos en estos 100 años aportando desde nuestro trabajo de todos los días. Como estamento nos costó mucho todo lo que tenemos desde cuando éramos simple jornaleros, hace 40 o 50 años atrás, hasta hoy”, detalló el dirigente. Agregó que fueron capacitándose, cursando estudios primarios, secundarios, la tecnicatura y posteriormente la licenciatura “para atender mejor a quienes son los dueños o la razón de ser de la Universidad, es decir a los estudiantes”, concluyó.
Finalmente, uno de los distinguidos en la ceremonia el director de Mesa de Entradas, Pedro Fuensalida, manifestó “es muy importante cumplir 30 años en esta institución, es un orgullo, nos permitió compartir experiencias con amigos y compañeros que perduran hasta hoy”. “Ingresé con 22 años junto a un grupo de jóvenes que fuimos renovando generacionalmente la Universidad. Eran tiempos de la recuperación de la democracia, la conformación del primer Consejo Superior y ver esta cosas con la perspectiva de los años, me emociona”, reflexionó Fuensalida.
