marco y acuña

Avanzan en una novedosa vacuna para una enfermedad olvidada

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Se trata de la leshmaniasis cutánea, que se manifiesta especialmente en el norte argentino. Sin tratamiento puede volverse mucocutánea y perforar los tejidos de la nariz y la boca. La vacuna se encuentra en etapa de laboratorio, pero ya encontraron antígenos que son efectivos para este parásito.

Carmen G se descubrió en el espejo dos ronchas extrañas, una en la frente y otra debajo de su boca. Supuso que la habría picado algún bicho, y no se preocupó. Con el tiempo las ronchas se volvieron úlceras profundas, hundidas en el medio, como un cráter; estaban infectadas y supuraban. Carmen es del interior de Simoca, dónde pese a recorrer consultorios no pudo dar con un diagnóstico certero. La derivaron al Hospital Avellaneda, en San Miguel de Tucumán, a 50 kilómetros de su ciudad. Allí hizo un largo tratamiento que requirió 40 inyecciones diarias y pastillas. Hoy, un año después y ya mejorada, continúa viajando mensualmente por controles, y usando cremas sobre sus cicatrices.

María Teresa R. estaba en el patio de su casa, ubicada en un pequeño pueblo de Simoca, cuando sintió una picadura en la parte posterior de su pierna. Al poco tiempo notó que la picadura se había transformado en un hueco lleno de pus que tenía el tamaño de dedos de su mano. Deambuló por el hospital de su ciudad sin conseguir mejora, hasta que decidió viajar a la capital tucumana, al Hospital Avellaneda. Hoy lleva dos meses de tratamiento con pastillas y sus heridas disminuyeron notablemente.

Carmen y María Teresa padecieron Leishmaniasis Tegumentaria Americana (LTA), una enfermedad parasitaria transmitida por la picadura de un insecto conocido vulgarmente como “mosca de la arena” (sandfly en inglés), “carachai”, “angelito”, “plumilla” o “torito”, según la zona de Argentina de la que se trate. Es común en el campo y en zonas semi rurales de clima tropical y subtropical. Es más pequeño que un mosquito (mide de 2 a 4 milímetros) y tiene hábitos nocturnos.

El parásito necesita de un animal como reservorio. En Argentina se desconoce hasta el momento cuál es, aunque estiman que podrían ser ratones o murciélagos. Investigadores de Salta y Tucumán estudian los posibles reservorios del parásito y desarrollan una vacuna para prevenirla. Si bien están en etapa preclínica de investigación, las pruebas que realizan en el laboratorio son alentadoras.

Afecta a las poblaciones más vulnerables

La Lesihmaniasis es endémica en los países más pobres y afecta principalmente a las personas menos favorecidas desde lo económico y con menos acceso a los servicios de diagnóstico y tratamiento. Cada año se reportan en el mundo 1,5 millón de casos de este tipo de Leishmaniasis, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La LTA es de denuncia obligatoria en Argentina, donde abarca parte de Jujuy, Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, Chaco, Formosa, Corrientes y Misiones. En Salta, la mayoría de los casos están localizados en los departamentos de Anta, Tartagal y Orán. En Tucumán abarca desde la ruta 38 hacia el oeste, incluyendo parte de los departamentos de Simoca y Monteros hacia el cerro, y en la zona de las Yungas.

Una vacuna fácil de distribuir y de aplicar

El equipo utiliza antígenos, que son moléculas capaces de producir una respuesta en el sistema inmune del paciente. Los antígenos se caracterizaron a partir de parásitos obtenidos de pacientes con LTA. Se producen en bacterias que son cultivadas in vitro y luego probadas en animales de laboratorio. Estas bacterias son resistentes a las altas temperaturas, razón por la cual la vacuna sería fácil de distribuir y de aplicación oral.

La investigación está encabezada por Diego Marco, experto en biología molecular, del Instituto de Patología Experimental (IPE), dependiente del Conicet y de la Universidad Nacional de Salta (UNSA). Trabaja en estrecha colaboración con profesionales del Instituto Superior de Investigaciones Biológicas (Insibio), de doble dependencia entre el Conicet y la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Los tucumanos están dirigidos por Augusto Bellomío, experto en caracterización de proteínas. También participan por el IPE Leonardo Acuña (doctor en Ciencias Biológicas) y Paola Barroso (doctora en Biología), y por el Insibio, Miguel Fernández de Ullivarri (doctor en Bioquímica).

“Tratamos de producir la proteína en una bacteria; luego pasaríamos a una etapa experimental para probar si esa bacteria protege a los animales”, detalló Marco. Paola Barroso sostuvo que el tratamiento con Glucantime -la droga por excelencia para esta enfermedad- tiene efectos secundarios y es tóxica. “Nuestro equipo además de investigar una vacuna, también busca desarrollar tratamientos en base al mismo antígeno y a compuestos naturales, que tengan actividad leishmanicida”, agregó. El proyecto de investigación está financiado por un subsidio del Conicet.

Puede afectar las vías respiratorias altas

Si los pacientes permanecen sin diagnóstico o sin tratamiento puede derivar en la forma mucocutánea secundaria grave, que es capaz de provocar la muerte. Esta forma de Leishmanisasis puede destruir la mucosa de la nariz, faringe y laringe. La jefa del Servicio de Parasitología de Salud Pública de Tucumán, Juana Oquillas, señaló que entre un 20% y un 30% de los casos de LTA puede volverse mucocutáneos.

La Leishmaniasis Tegumentaria deja úlceras en la piel que si bien pueden cicatrizar en forma espontánea, también pueden devenir serias lesiones en las zonas afectadas, que se vuelven difíciles de tratar y dejan profundas cicatrices. Oquillas asoció la enfermedad a los trabajos del agricultor, el hachero, el ganadero e, inclusive, al deportista que practica su actividad en Las Yungas.

Diagnóstico y tratamiento

El servicio de Dermatología del Hospital Avellaneda es el centro de referencia en diagnóstico y tratamiento de LTA en Tucumán. Las doctoras Silvia Molina y Adriana Liato de Nógalo -referentes del área y docentes de la Facultad de Medicina de la UNT- explicaron que en esta provincia se denuncian aproximadamente 14 casos por año. Las profesionales vieron con buenos ojos el estudio de una vacuna local para prevenir la enfermedad. Además resaltaron la importancia de que el personal de salud de las zonas más afectadas por la enfermedad, reconozca la sintomatología para un diagnóstico y tratamiento eficaz.

Por Daniela Orlandi danielaorlandi13@gmail.com

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